martes, 28 de octubre de 2014

Los robots también sienten?

 
 Diego García, de Aisoy Robotics, junto a su nueva creación.

Los robots también tienen sentimientos. Al menos el Aisoy 1, el primer robot capaz de mostrar empatía con sus interlocutores y de mostrar emociones. Desarrollado por emprendedores españoles, el dispositivo es capaz de tomar decisiones y de elegir cómo actuar dependiendo del contexto y de su interlocutor.
El dispositivo ha sido diseñados para mantener diálogos fluidos, coherentes y totalmente razonados con seres humanos o con otros robots. Aunque todavía no tienen exactamente la misma capacidad de diálogo de una persona, los Aisoy 1 sientan las bases de lo que serán los sistemas de diálogo que harán que, en un futuro muy cercano, los robots se expresen igual que cualquier ser humano.
La fundación Everis, a través de su broker tecnológico, i-deals, ha apoyado el desarrollo y el lanzamiento de este autómata, capaz de aprender de su entorno y de los comportamientos que tienen las personas con ellos. Por ello, no actúan de la misma forma con dos personas con las que han tenido un trato previo. Es decir, los robots no responden de la misma manera a alguien que les trata con cariño que a un interlocutor que actúa de forma inapropiada con ellos.
El desarrollo de esta tecnología pionera y única en el mundo surge tras las investigaciones del equipo de emprendedores españoles de Aisoy Robotics, ganador del Premio Emprendedores 2013 de la fundación Everis.

Para niños y personas con necesidades especiales

Esta nueva generación de robots inteligentes y emocionales supone una herramienta educativa muy versátil. Por un lado, porque al aprender de su entorno, es capaz de dar las respuestas más adecuadas a cada persona. Por otra parte, los robots pueden funcionar bajo programación, mediante unas sencillas e intuitivas interfaces. Es el caso de Scratch, una intuitiva herramienta de programación diseñado para que los niños aprendan a generar y ejecutar órdenes para un robot como el Aisoy 1.
Asimismo, estos autómatas funcionan sobre la progamación de AIDIA, otra herramienta muy visual con una sencilla interfaz, mediante la que se arrastran iconos a una paleta de trabajo, que permite enseñar a los robots a comportarse de una forma establecida por el usuario.
Los Aisoy 1 pueden estár interconectados entre sí a través de la nube y toda la información que van recabando a lo largo de su vida útil, así como los programas que les van cargando sus dueños en sus unidades de memoria, se a pone disposición de todos los demás robots. De esta manera, se genera una inteligencia colectiva entre todos los robots y, cuando uno de ellos aprende algo, esa información se pone a disposición de todos los demás. De hecho, los Aisoy 1 tienen un comportamiento social, que les confiere la capacidad de cooperar e incluso de competir con otros robots y personas. En este sentido, los autómatas de Aisoy Robotics están más que conectados al Internet de las Cosas, son el primer paso hacia el Internet de las Cosas Afectivas.
Aun así, los Aisoy 1 funcionan con un motor emocional que hace que cada robot sea único, ya que cada uno evoluciona de una forma diferente en función de las vivencias que va experimentando.
La versatilidad de los Aisoy 1 hace que también sean una herramienta muy útil para el acompañamiento de personas que requieren atenciones especiales, como pacientes con daños cerebrales o de autismo.

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